Programa de vida independiente
Las personas en silla de ruedas del Modelo VIM sabemos que por cada PCD rehabilitada para una vida independiente, se liberan en promedio, tres ciudadanos (familiares y/o cuidadores). Por ello, asumimos el reto -en alianza con instituciones públicas y privadas- de rehabilitar en los próximos años a por lo menos 500 mil PCD; con lo cual, podrán liberarse millón y medio de ciudadanos parados, que tendrán acceso a una vida más activa.
Es por ello que en VIM estamos impulsando la formación de nuevos instructores, mediante actividades de capacitación, prácticas profesionales en nuestra institución y la creación de cursos especialmente diseñados para ellos.
Antes de existir Vida Independiente México, no existía el modelo de pares o de un instructor que tuviera la misma discapacidad que las personas a las que enseñaba. Era muy difícil, incluso, encontrar un “cuadra” (como suele llamarse a los cuadripléjicos) con muchas habilidades. Muchas compañeras, personas con discapacidad, han tenido instructores muy preparados, pero al no tener la experiencia de una discapacidad motora, no tiene el mismo impacto su enseñanza: no es igual de creíble. Hay un dicho popular local que lo expresa de maravilla: “Pa’ los toros del Jaral, los caballos de allá mismo”.
Los instructores institucionales, han significado para nosotros, el riesgo de la prepotencia: cuando se tiene mucha habilidad física por parte de quienes están siendo capacitados, se llega fácilmente a la crítica del profesional y esto en ocasiones puede representar para ellos una especie de humillación.
En cambio, con los instructores VIM, personas con discapacidad que tienen humildad y compromiso, se da una mayor empatía; entre otras razones, por entender en carne propia el proceso por el cual pasó el aprendiz.
Actualmente, la metodología de pares es la columna vertebral de todo el modelo y es la que habrá de permitirnos alcanzar una meta tan ambiciosa: el sueño de rehabilitar integralmente a 500 mil PCD, en los próximos años. Este sueño puede ser posible si confluyen algunos o todos estos factores:
1) Si un porcentaje significativo de las 5 mil PCD hoy rehabilitadas, acepta el reto de convertirse en instructora de 10 o más PCD por año: en 10 años, habremos alcanzado la meta.
2) Si los familiares y PCD rehabilitadas -que no participan como instructoras-, aceptan el reto de participar como promotoras: fomentando conciencia social, sobre todo al interior de las instituciones encargadas de la rehabilitación, el impacto del modelo sin duda se multiplicará.
3) Si las instituciones encargadas de rehabilitar, las universidades, las organizaciones civiles y las empresas, aceptan el reto de promover mecanismos de rehabilitación más integrales, en lugar de los métodos tradicionales que a la larga resultan más caros y desgastantes; el impacto puede ser mayor y el tiempo, reducirse a la mitad: 500 mil PCD en 5 años.
4) Si el Gobierno y otras instancias interesadas en invertir a favor de la vida, se involucran además en el reto de producir 500 mil sillas de ruedas para la vida independiente con sus respectivos cojines, se contará con la infraestructura necesaria para devolver la vida a 500 mil seres humanos con discapacidad que pueden llegar a ser, sin duda, un pilar espiritual para el país: dispuestos a construir ambientes de no discriminación, de paz y de justicia.